La autoevaluación profesional como ejercicio de mejora

Maite Uson Autoevaluacion profesionalEn este nuevo paradigma del mercado de trabajo, surgen más que antes las inquietudes de cómo crecer y mejorar profesionalmente. Y en algunos casos, no se trata sólo de inquietud, sino de necesidad, debido a las certificaciones y renovaciones que exigen las distintas instituciones para ejercer en el mercado.

Los profesionales que desarrollan trabajos proporcionando servicios directamente a otras personas, tienen la dificultad de ser evaluados en su profesión de forma directa. Por ejemplo, no es usual preguntar a un paciente como percibe al profesional sanitario. Éste cuando quiera conocerse tendrá que preguntar a otros profesionales de su nivel, a su jefe o a sus colaboradores sobre cómo lo perciben cuando está trabajando.

Sin embargo hay otras profesionales como la de psicólogo clínico, coach o mediador en las que el desarrollo de su trabajo no tiene a más observador que el cliente final. En estos casos se utiliza la figura de “supervisor” en las que el profesional pide consejo de cómo proceder, a un tercero, reconocido por su amplia experiencia. La consulta se suele centrar en aspectos concretos de una casuística.

En general, y así lo afirman los psicólogos, nos gusta hacer las cosas bien. Empezamos el día de trabajo con la actitud de desarrollar bien las tareas y esperamos además un cierto reconocimiento. Es muy difícil que un profesional tenga la intención de hacer mal su trabajo. También es obvio decir que todos, sin excepción, comentemos equivocaciones. Para algunos, los más sabios, estas equivocaciones son fuente de aprendizaje y para otros de frustración. De una forma u otra, consciente o inconscientemente hacemos una evaluación continua de nuestro quehacer.

Hay situaciones en el desarrollo profesional que necesitamos o estamos motivados en hacer una evaluación consciente de nuestro trabajo. Normalmente esta motivación surge en “crisis” profesionales como son los posibles cambios de trabajo.

Si somos nosotros mismos quienes vamos a evaluarnos, nuestras expectativas podríamos mediarlas a través de las respuestas a las siguientes preguntas:

  • ¿Para qué lo quiero hacer?
  • ¿Qué quiero evaluar?
  • ¿Por qué lo quiero?
  • ¿Cuándo lo quiero hacer?
  • ¿Cómo puedo hacerlo?
  • ¿Con respecto a quién o qué me comparo?
  • ¿Qué resultados espero obtener? ¿Qué beneficios me va aportar?

En la actualidad disponemos de herramientas que nos ayudan a evaluarnos en aspectos concretos. Generalmente son tan útiles las conclusiones como el proceso de reflexión que nos ha proporcionado la herramienta. La utilización de varias nos puede ayudar a obtener una evaluación global de mi actuación profesional aunque la integración de los diversos inputs es una de las habilidades más difíciles.

Y para ser eficaces y comprometidos con nosotros mismos esta propia evaluación debería finalizar con una lista priorizada de aspectos a mejorar y un calendario de realización. Es decir en un plan de acción.

De las herramientas hablaremos en próximos post.

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Acerca de Myriam Rius

Soy especialista en comunicación y en marketing corporativo, disciplinas en las que me he formado específicamente y a las que he dedicado toda mi carrera profesional. En 1989 me licencié en Administración y Dirección de Empresas por ESADE, donde también cursé el MBA de especialización en marketing y comercio internacional. Ese mismo año, finalicé mis estudios de Técnico en RRPP por la universidad de Barcelona. Desde entonces, he trabajado como responsable de marketing y comunicación en diversas empresas, en su mayoría multinacionales del sector de la tecnología. Desde 1998, compagino mi actividad profesional con la docencia, y colaboro como profesora invitada de ESERP (Escuela Superior Empresarial de RRPP) impartiendo la asignatura de Protocolo Empresarial a los alumnos del Máster de Comunicación, Protocolo y RRPP.

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